Casi todos los instrumentos tienen una deriva en su medición a lo largo del tiempo, ya sea por degradación de sus materiales por la edad, gasto propio del uso, condiciones climáticas o ambientales, más notorios cuando intervienen reacciones químicas (p.ej.: sensores agotados), o si se usan en el campo (el transporte siempre arriesga algún maltrato). En el caso de un instrumento que es un elemento de protección puede pasar a ser un elemento que nos ponga en grave riesgo.